Hay discos que cambian el curso de la música popular. Trabajos revolucionarios que suponen un antes y un después en la historia. Y uno de ellos fue Spectrum (1973), el que fuera debut del batería y compositor panameño-estadounidense Billy Cobham. Una combinación de genialidad e intuición (las canciones se grabaron casi todas en un par de tomas) que marcó una de las cotas más altas de la fusión jazz, aquí concretada en una bendita alianza con el rock, el soul o el funk. Bandas como Massive Attack y videojuegos tan populares como Grand Theft Auto IV tomaron muy buena nota de canciones como “Stratus”, su irresistible tema central. Junto al piano y sintetizadores de Jan Hammer (Mahavishnu Orchestra), la guitarra de Tommy Bolin (luego en Deep Purple) y el bajo de Lee Sklar, Billy Cobham dio en su debut con una de las piedras filosofales del jazz fusión. Una obra maestra que cumple cincuenta años y es el principal motivo para que nos visite, aunque su currículo cuente también desde entonces con cerca de otros cuarenta álbumes a su nombre y colaboraciones en discos de Miles Davis, George Benson, Sonny Rollins, Eumir Deodato, John McLaughlin o Tyler, The Creator.