La guitarra de siete cuerdas de Yamandú Costa es un instrumento elocuente por sí mismo. Un estado de ánimo. Todo un sentimiento. El músico brasileño es un auténtico virtuoso y un compositor sobresaliente. Criado en una familia de músicos, pisó los escenarios por vez primera – para cantar – a los cinco años, a los seis recibió su primera guitarra de manos de su padre y a los 21 ganó el ganó el premio VISA Instrumental, el mayor reconocimiento de la música brasileña en aquel tiempo, que le permitió grabar su primer disco en solitario.
Desde entonces son hasta treinta los discos que ha publicado, dando conciertos por todo el mundo en toda clase de formatos: en solitario, con otros músicos o con orquestas sinfónicas. Son múltiples los reconocimientos que jalonan una carrera marcada por el influjo de músicos como Radamés Gnattali, Baden Powell, Tom Jobim o Raphael Rabello, y estilos como la bossa nova, el tango, la milonga, la samba o el chamamé, compartiendo a menudo escenario con Bobby McFerrin, Toquinho, Gilberto Gil, Melody Gardot o Marisa Montes.